Las ETS son enfermedades que se transmiten a través del contacto sexual con una persona afectada, normalmente por vía oral como vaginal o anal. Aunque también hay algunas que pueden transmitirse por vía tópica, como el VPH.
Las causas más habituales son los parásitos, las bacterias y los virus, pero también hay algunas infecciones como la hepatitis o la infección por Giardia, que pueden contagiarse también sin necesidad de haber mantenido contacto sexual.
Cualquier persona sexualmente activa se expone a contraer este tipo de enfermedades, pero el riesgo aumenta cuando se mantiene relaciones sexuales sin protección y se tienen encuentros con distintas personas.
¿Cuáles son los síntomas de las ETS?
Los síntomas más habituales son las llagas, úlceras, verrugas y granos en la piel, sobre todo alrededor de la boca, los genitales y el ano, así como las molestias y dolores abdominales o durante las relaciones sexuales o al orinar, la secreción de flujo por el pene o la vagina, y la fiebre o malestar general.
No obstante, hay que tener en cuenta que algunas ETS no presentan síntomas, por lo que es fundamental hacerse revisiones regulares para detectarlas a tiempo. Y es que, en estos casos, el diagnóstico precoz a través de técnicas sensibles y específicas es fundamental para reducir la transmisión y garantizar el éxito del tratamiento.
El tratamiento normalmente se basa en el empleo de antibióticos específicos derivados de la penicilina, los antivirales o la destrucción local mediante inmunomoduladores, productos cáusticos, electrocoagulación, crioterapia y técnicas quirúrgicas. No obstante, hay algunas que no tienen cura y que pueden comprometer gravemente la salud, por lo que es fundamental usar protección para que las relaciones sexuales sean seguras.
¿Cuáles son las ETS más comunes y cómo tratarlas?
En los últimos años, las enfermedades venéreas han experimentado un importante aumento en nuestro país. En gran medida por un mayor uso de los anticonceptivos hormonales en detrimento del preservativo. Obviamente, identificar los síntomas a tiempo es crucial para tratar cualquiera de estas enfermedades antes de que se conviertan en un riesgo para la salud. Por eso, a continuación te explicamos cómo afectan al organismo, cuáles son sus síntomas y cuál es el tratamiento.
Hepatitis A y B
La hepatitis A suele contagiarse por vía fecal y oral, mientras que la hepatitis B se transmite por la sangre y otros fluidos corporales. La hepatitis A se elimina sin necesidad de tratamiento, pero en el caso de la hepatitis B se requieren antivirales.
Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)
El VIH debilita el sistema inmunitario, destruyendo los glóbulos blancos y aumentando el riesgo de sufrir infecciones graves. Si no se trata a tiempo, puede desarrollarse el SIDA. Lamentablemente, el VIH no tiene cura, pero puede mantenerse controlado con medicación.
Candidiasis
La candidiasis es una enfermedad provocada por hongos vaginales. Por lo general, provoca picazón e irritación en torno a la vagina, pero hay casos en los que no aparecen síntomas. El tratamiento se lleva a cabo con medicamentos antifúngicos.
Sífilis
La sífilis es una infección bacteriana que se manifiesta en forma de llaga en la boca, los genitales o el ano. En estos casos, el diagnóstico precoz es clave para evitar que la enfermedad se extienda y suponga un riesgo mayor para la salud. El tratamiento normalmente se realiza con penicilina.
Virus del papiloma humano (VPH)
El virus del papiloma es hoy día una de las enfermedades de transmisión sexual más común entre jóvenes. Alrededor de 40 tipos de este virus pueden infectar tu área genital, tu boca o tu garanta. Suele manifestarse en forma de verrugas que normalmente aparecen en los genitales. Es importante detectarlo a tiempo, ya que en algunos casos incluso puede llegar a provocar cáncer. Lamentablemente no existe cura, pero hay fármacos que ayudan a eliminar las verrugas.
Gonorrea
La gonorrea normalmente genera infecciones en los genitales, pero también pueden contraerse en la garganta y en el recto. El tratamiento consiste en el uso de antibióticos.
Clamidia
Se trata de una infección que puede aparecer tanto en la garganta como en el recto, en la uretra y en el cuello del útero. El problema es que no siempre es evidente, ya que los síntomas pueden aparecer con retraso o ni siquiera lo hacen. El tratamiento se realiza con antibióticos.