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Salud mental y sexualidad: ¿cómo se conectan?

Salud mental y sexualidad

¿Sabías que las personas que disfrutan de una vida sexual satisfactoria, varían en sus prácticas eróticas y tienen encuentros más frecuentes, se separan menos, no necesitan visitar al psicólogo y viven más?

La sexualidad es un elemento que juega un papel protagonista en nuestra vida y que se manifiesta de distintas maneras en función de la etapa que estemos viviendo. Una forma de comunicarnos que engloba tanto el sexo como el erotismo, los roles de género, las identidades, la intimidad, el placer, la orientación sexual y la reproducción. 

La cuestión es que muchas veces se aborda de forma independiente con respecto a la salud mental, cuando cada vez hay más estudios que los reconocen como dos elementos inseparables que resultan determinantes para el bienestar global de las personas. Y es que la salud sexual se extiende tanto hacia la dimensión física como mental, emocional y social.

Por este motivo, es importante que entendamos la sexualidad de una manera distinta. Más como una relación entre dos personas que puede aportarnos múltiples beneficios a nivel mental.

¿Cómo afecta la sexualidad a la salud mental?

Cada persona vive la sexualidad de una manera diferente, formando parte de su personalidad y estando estrechamente unida con su salud mental desde la pubertad. Refleja lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos, influyendo en su estado de ánimo y en su vida en general.

Por este motivo, cuando no se disfruta de una vida sexual plenamente satisfactoria, la salud mental puede verse perjudicada, afectando negativamente a nuestro bienestar, autoestima, humor, concepción del mundo, relaciones sociales y satisfacción personal.

Tanto es así que mantener una relación saludable con otra persona hace que la persona disfrute de una vida sexual satisfactoria, pero también que goce de buena salud mental. Mientras que la falta de amor puede afectarle negativamente en todos los ámbitos de su vida. Y, al contrario, la salud mental puede contribuir a que una persona mantenga relaciones sexuales satisfactorias. 

Por ejemplo, el estrés, la depresión y la ansiedad pueden dificultar la capacidad para disfrutar de los encuentros sexuales y hacer que el deseo sexual disminuya. Y las experiencias traumáticas pueden afectar a la salud mental y sexual incluso a lo largo de toda la vida.

Pero además, miles de personas en el mundo padecen problemas de ansiedad y se separan de sus parejas porque no saben comunicarse sexualmente y terminan distanciándose afectivamente, por lo que las relaciones se enfrían y surgen mayores diferencias entre ellas.

¿Por qué es tan importante disfrutar de una sexualidad sana?

Cuando hablamos de una sexualidad sana no nos referimos solamente a lo heteronormativo. En la sexualidad lo normal es lo diverso, ya que cada persona tiene distintas maneras de vivir y de probar cosas nuevas, por lo que la manera de manifestar su sexualidad es diferente en cada persona. Los prejuicios de valor lo único que hacen es limitar la expresión de las minorías sexuales.

Sin embargo, a día de hoy, la sexualidad continúa siendo un tema tabú en nuestra sociedad, especialmente en lo que respecta a las enfermedades de transmisión sexual, la identidad de género y a la orientación sexual, lo que muchas veces puede terminar generando depresión, ansiedad y dificultades para expresar libremente la sexualidad y entablar relaciones con otras personas. De hecho, no es extraño que sean precisamente las personas con otra identidad de género u orientación sexual diferente las que más buscan ayuda psicológica.

Para disfrutar de una sexualidad sana, deben existir derechos para todas las personas, como el derecho a una educación sexual integral, al placer, a la información y al acceso a servicios de salud, de manera que puede ejercerse libremente la sexualidad, del modo en que cada individuo se relacione con su cuerpo, en cómo se da placer y en cómo se siente cuando lo anula o lo reprime.

En definitiva, podemos decir que la sexualidad es fuente de vida, salud y bienestar, por lo que es fundamental que cada persona se conozca, se respete y se quiera para poder disfrutar de su sexualidad en toda su plenitud. 

Debemos explorar nuestras preferencias y deseos y entender nuestra identidad sexual para disfrutar de una vida sexual satisfactoria, evitando que los sentimientos de ansiedad, estrés y otros problemas relacionados con la salud mental puedan influir en nuestra intimidad y en nuestro placer sexual.